El otro día llamaron al timbre, cogí el telefonillo y alguien dijo: “Correo comercial”, y yo abrí. Nada más colgar pensé “pero, ¿Por qué he abierto?”. Esto me ha pasado cientos de veces. No se por qué pero cuando oigo “correo comercial” mi dedo salta, como si estuviera sujeto a un resorte, hasta el botón de abrir. Me he planteado si simplemente abro la puerta siempre, digan lo que digan. Pero no. Por ejemplo, si me dicen: “¡Manolo!” me sale algo así como “me parece que se ha equivocado”, o si dicen “abreee” yo contesto “¿Quién eres?”. Y lo peor de todo es que sé que la próxima vez será igual.
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1 comentario:
Hola Marce, está genial lo del correo comercial, pero creo que eso lo hacemos todos, me gustan un montón tus comics, tengo un amigo publicista que a veces necesita ayuda con sus diseños, mira ver si te interesa para alguna ocasión.
Besos, Soraya
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